Querido Diego, te abraza Quiela

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Querido Diego, te abraza Quiela

Querido Diego, te abraza Quiela por Elena Poniatowska

Resumen

En un conjunto de líneas a modo de cartas –imaginarias- llenas de sentimientos mezclados, Elena Poniatowska nos relata el incansable amor que Angelina Beloff sentía por el afamado pintor y muralista Diego Rivera, y su fuerte esperanza por tocar tierras mexicanas y por fin poder volver a su lado.

Personajes

•Angelina Beloff (Quiela): Artista exiliada de Rusia que conoce a Diego Rivera en el antiguo Paris de la posguerra. Amante eterna, sufre en silencio la partida de su querido Diego, el cual regresa a México. Ella, invadida por la soledad y la frialdad de la partida de su amor, comienza a escribir variadas cartas para él en las cuales expresa todo su sentir del día a día y una que otra situación relevante, todo en torno a su apego por Diego.

•Diego Rivera: Es el destinatario de todas las cartas que Quiela escribe en su soledad. No hace ninguna aparición participativa en la trama, sólo se menciona en cada carta entre los vividos recuerdos de Quiela.

Personajes Secundarios

•Diferentes amigos de Angelina: Son mencionados en las cartas y algunas veces citados.

•Diego (hijo): Angelina habla mucho del recuerdo de su hijo fallecido.

•Zeting (Miguel Y maría): Conocidos que cuidan a Diego (hijo) durante un periodo.

•Zadkin: Amigo de la pareja que ocasionalmente visita a Angelina.

•Marievna: Querida de Diego Rivera con la que tuvo una hija.


Resumen extenso

A partir del 19 de octubre de 1921, Angelina Beloff comienza a escribir y enviar un conjunto de cartas a su esposo Diego Rivera, el cual decidió regresar a su país natal, México a cuidar de su padre enfermo. Viaja él sólo debido a la escasez económica que pasaban.

Con la soledad como perseverante amiga y sus bosquejos como únicos compañeros, Quiela, como le decía Diego, desahoga sus múltiples sentimientos en cada carta que escribe a su amado. Desde trivialidades como el cuidado que Quiela mantiene con las pertenencias dejadas por Diego en su pequeño apartamento parisino, hasta los hermosos y algunos doloroso recuerdos de su vida juntos.

Angelina escribe sobre lo difícil que fue vivir en el Paris de la primera guerra mundial, habla de la falta de carbón y leche y manifiesta la desesperación de aquellos días.

Entre sus recuerdos destaca la dolorosa perdida de su pequeño infante Diego, primer hijo del muralista. Debido a la crudeza que se vivía y marcados por la falta económica del momento, la crianza del niño se vuelve un evento sufrible. La pequeña casa en la que ambos vivían era tan fría que Dieguito enfermó de pulmonía.

Los Zeting, familia mejor acomodada y amigos de la pareja, se encargaron del niño por un tiempo, Quiela no quiso dejar a Rivera e irse con su hijo, así que lo visitaba todas las tardes. Al cabo de un tiempo el niño fallece dejando un vació insoportable en ambos.

Por cada día que transcurre, sin respuesta alguna de Diego, Quiela se va aislando del mundo exterior, cada vez sale menos de casa y sobrevive con lo indispensable.

Tras su retraimiento del mundo, Angelina se enferma y por quince días no escribe carta alguna, cuando se anima a hacerlo le hace mención de su estado de salud a Diego en una de sus cartas.

Transcurren los meses, y Quiela cada vez se siente más abandonada, aún sin seña alguna de Diego, ella día a día sigue reviviendo las memorias de aquellos tiempos juntos y no pierde la fe en recibir, pronto, noticias de Rivera.

En su carta de diciembre, Angelina manifiesta un destello de ánimo al recibir una paga por sus grabados, ella toma esto como un diviso futuro de juntar el dinero para poder viajar a México y reencontrarse con su esposo. En esa carta adjunta unos bosquejos para obtener la opinión de Rivera sobre ellos, pero no adquiere contestación alguna.

Angelina relata un poco sobre sus inicios como pintora, habla de la exigencia que se tuvo para lograr mejorar; dedicaba nueve horas diarias a su trabajo, y cuando no lo hacía se dedicaba a pensar en cómo mejorarlo y así logra sobresalir entre sus compañeras de la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo, donde estudio.

Quiela se sigue dedicando a la pintura y grabados, pero poco obtiene a cambio de lo que hace. Sus diferentes amigos tratan de ayudarla y la motivan a salir, pero para ella nada tiene sentido sin Diego a su lado. Sólo obtiene noticias de él a través de terceras personas, amigos en común y el padre de Rivera que la llama hija en una carta que él le escribe a ella, esto último la alienta y alimenta su sentir de seguir siendo la única en la vida del pintor.

Conforme las cartas avanzan, Quiela revela más del pasado junto a Diego; la forma de ser de éste, su fuerte carácter y sus frases mexicanas que utilizaba al hablar. A su vez, ella mantiene la confianza de regresar a su lado, de ir al México del que Diego tanto le habló y el cual ya ama como su propio país.

Zadkin, un gran amigo le recomienda vender alguno de los esbozos que Rivera dejó para así poder ayudarse en su manutención, pero ella se niega alegando que esas pinturas son su vida misma. En una de sus últimas cartas, Quiela le expresa sus celos hacia Marievna, mujer con la cual Rivera tuvo un turbulento romance del cual nació Marika, su hija y a la cual Rivera le envía ayuda económica. Angelina aceptó la infidelidad de Diego sin reproches futuros.

Al final, Angelina se entera del amor mexicano de Diego por medio de Élie Faure quien enfatiza en la ruptura que Rivera a marcado, por lo cual ella da por terminadas las cartas agradeciendo las remesas que este le ha enviado para ayudarla económicamente y aún manteniendo la esperanza de que Diego al menos responda su última carta.

Trece años después, Quiela visita México, no busca a Diego, sin embargo lo encuentra en un concierto en Bellas Artes, este pasa a su lado sin siquiera notarla.

Otros Aspectos

Querido Diego, te abraza Quiela por Elena Poniatowska. Ediciones Era.