Ardiente secreto
Ardiente secreto de Stefan Zweig.
Resumen:
Breve novela de 1911 en la que Stefan Zweig explora una vez más las relaciones eróticas entre un hombre una mujer. En esta ocasión, es un barón que llega a un hotel a buscar descanso y, de paso, un idilio amoroso con alguna mujer bonita. Encuentra a una, pero tiene un hijo. Su táctica consiste en hacerse amigo del niño para poder acercarse a la mujer. Sus planes no saldrán como él espera, al menos en principio.
Personajes
Edgar: Es un chico de 12 años, inteligente y precoz como todos los niños enfermizos que han tenido que permanecer mucho tiempo entre los adultos. Se siente solo y enseguida confía en aquel que se muestra amigable.
Madre de Edgar: Una mujer insatisfecha con su marido que debe permanecer retirada un tiempo en un hotel para que su hijo se recupere. Ve en el Barón la posibilidad de echar una cana al aire. No es una mujer egoísta, pero no se ve verdadera pasión por su hijo.
Barón: Un vividor de la nobleza funcionaria de Austria que se toma unos días de permiso para descansar. Es un "cazador de mujeres" en toda regla, ya que las corteja con fines sexuales. Sin embargo, no deja de ser un caballero.
Resumen detallado:
El partenaire
Se explica cómo el barón llega a Semmering, una localidad de Austria famosa por sus pistas de esquí, a pasar sus vacaciones. Se hace un breve retrato de su apariencia; es un hombre atildado que se preocupa por ofrecer el mejor aspecto de sí mismo. Además, desde el primer momento se explicita que el barón gusta de cortejar a las mujeres y uno de sus propósitos es encontrar una en Semmering con la que divertirse. Al principio cree que no va a tener suerte en ese aspecto, pero encuentra a una madre con su hijo y las ganas de jugar se encienden.
Pronta amistad
El barón cree que la mejor manera de acercarse a la mujer es a través del niño. Entabla con él una amistad rápida, ya que el pequeño está desesperado por hacer amigos en ese sitio que encuentra tan hostil y aburrido. De pronto, Edgar recibe toda la atención del barón y esto lo entusiasma.
Terceto
El plan del barón funciona, pues el chiquillo, entusiasmado con su nuevo amigo, se lo presenta a su madre, quien al principio se muestra muy reticente. Solo al principio, por supuesto, pues el barón es un hombre atractivo y buen conversador. Es carismático, así que es solo cuestión de tiempo que caiga bajo su influjo.
Los elefantes
En una de las cenas que comparten los tres, el barón cuenta anécdotas de su estancia en la India, lo que encandila al pequeño, que lo escucha lleno de admiración. Sin embargo, su madre lo manda pronto a dormir porque quiere quedarse a solas con el hombre. El niño le pide que le cuente después las anécdotas que comparta el barón y la madre se lo promete, pero, en realidad, cambian de tema cuando se va Edgar. La madre, conocedora del peligro del tipo de relación que está estableciendo con el hombre, se va a la habitación más tarde y descubre que el niño la ha estado esperando entusiasmado para que le cuente más cosas sobre los elefantes. Ella se enfada al ver su propia falta y lo paga con Edgar, a quien le grita que se vaya a dormir.
Escaramuza
Al día siguiente, Edgar le pide al barón que le cuente todo lo que no pudo escuchar en la cena. El barón está de mal humor y resentido porque no pudo cumplir su propósito con la madre del niño, así que le habla distraídamente. En un momento dado, le manda a hacer un recado y se deshace del chiquillo. Cuando este vuelve, ni el barón ni la madre están. Los encuentra al poco y ellos ponen la excusa de que habían ido a buscarlo. No obstante, con la excusa de que Edgar tiene que estudiar, intentan sacárselo de encima otra vez, pero el niño quiere pasear con ellos. Aquí es donde aparece la primera sospecha.
Ardiente secreto
En este capítulo hay una maravillosa reflexión del paso de la infancia a la adolescencia, el primer contacto con la identidad adulta. El estímulo de conocer el secreto que guardan esos dos mayores, el barón y su madre, estimula la mente de Edgar, que no para de pensar en mil posibilidades de por qué ellos quieren mantenerse juntos y estar sin él. Los adultos quieren complacer a Edgar y el niño cree que todo vuelve a estar como antes, pero justo antes de irse a dormir percibe una mirada cómplice entre su madre y el barón que renueva sus sospechas.
Silencio
Edgar emplea una nueva táctica con los adultos: el silencio. Se porta increíblemente bien con los dos, en especial con su madre. Esto hace que ella pierda los nervios en más de una ocasión. Edgar empieza a madurar a pasos agigantados, pero aún hay rasgos de infantilidad en él.
Los mentirosos
Otra vez se deshacen de él con una burda treta: mandan al niño al correo a despachar unas cartas, y aunque él pide que lo esperen para salir a pasear, el barón y la madre se van en un coche. Cuando regresan, Edgar reprocha en voz alta, delante de otros huéspedes del hotel, la actitud de su madre. Esto la enfurece y el niño es reprendido severamente, pero no se disculpa. Edgar se queda castigado en el cuarto.
Huellas a la luz de la luna
Edgar se siente furioso porque su madre lo ha encerrado como a un animal. Sin embargo, consigue escapar por la ventana y advierte las siluetas del barón y de su madre yendo hacia un bosque. Edgar los sigue y su imaginación se dispara. Cree que el barón puede ser un asesino despiadado porque ha leído historias de ese tipo. No da la alerta porque su madre, cauta, insiste en volver al hotel. El barón, a regañadientes, accede. No la quiere forzar. No olvidemos que es un cazador y un gran jugador.
El ataque
El niño tiene que volver corriendo al hotel antes que la pareja y lo consigue. Espera a que su madre regrese a la habitación, pero tarda demasiado, lo que le hace asomarse al pasillo. Allí los ve juntos, al barón en una extraña actitud y a la madre renuente, así que el chiquillo sale en su rescate. En la oscuridad del pasillo, golpea al hombre y se enzarzan en una pequeña lucha en la que ambos resultan heridos, aunque solo ligeramente.
Tormenta
Al día siguiente, Edgar cree que lo que ha pasado ha podido ser un sueño, pero no lo ha sido. Su madre le dice que el barón ha dejado Semmering esa misma mañana y le obliga a escribir una carta presentando sus disculpas. El niño no está de acuerdo, su madre le abofetea y él, a su vez, le pega, por lo que se queda atónico y decide escaparse. Se siente muy avergonzado.
Primer atisbo
Decide irse en tren a Baden, donde su abuela tiene una casa y donde cree que estará protegido. Este capítulo es reflexivo y Edgar piensa en su madre, en su entorno y en otros niños de su edad.
Desconcertante oscuridad
Una criada de la casa encuentra a Edgar y da el aviso. Todos se sienten aliviados al ver que el niño está bien.
El último sueño
En el capítulo final, Edgar hace las paces con su madre y ella lo consuela con besos, abrazos y caricias. El niño se queda dormido bajo el amparo del calor materna, algo que en raras ocasiones había tenido antes. No obstante, hay un punto de inflexión y Edgar ya no volverá a ser un niño, aunque no conozca del todo el secreto que su madre estuvo a punto de compartir con el barón.
Conclusiones
El verdadero protagonista es el niño, por supuesto, aunque los papeles de la madre y el barón son importantes. Esto se nota, por ejemplo, en que sus nombres no son revelados si no es de manera anecdótica.
Esta novela reflexiona sobre el paso de la niñez a la adultez y por qué o cómo se produce.