Diferencia entre revisiones de «El estudiante de Salamanca»

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Cuando la mujer estira su mano para tocar a Félix, este descubre que se trata de una calavera. Es la visión de Elvira. El pavor lo mata ahí mismo y la vida en Salamanca se retoma como si nada.
 
Cuando la mujer estira su mano para tocar a Félix, este descubre que se trata de una calavera. Es la visión de Elvira. El pavor lo mata ahí mismo y la vida en Salamanca se retoma como si nada.
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Última revisión de 23:58 3 feb 2015

El estudiante de Salamanca es un poema narrativo de José de Espronceda.

Resumen

Haciéndose eco de la figura del galán Don Juan, José de Espronceda nos presenta su particular versión del 'burlador': Félix de Montemar. Este hombre seduce a Elvira, una joven enamoradiza que se suicida al ver que Montemar no la ama realmente. Lo interesante de esta obra es la figura del doble, pues Montemar se ve a sí mismo en un ataúd en la parte cuarta y al fantasma/esqueleto/calavera de Elvira. Una obra digna del Romanticismo español.

Personajes

Félix de Montemar: es una persona irrespetuosa, irreverente e irreligiosa, tal y como se le describe en uno de los versos. Le gusta seducir a las damas con falsas promesas solo por el placer de yacer con ellas; luego las desecha sin miramientos. Además, no tiene escrúpulos a la hora de vender objetos personales.

Elvira: Esta es la joven a la que Félix seduce en el poema. Ella lo ama de verdad y le entrega su corazón, pero al conocer el desplante de Félix simplemente se quita la vida.

Diego: Es el hermano de Elvira. Viene desde Flandes para vengar el honor de su hermana, arrebatado por un malnacido sin corazón como Montemar.

Resumen extenso

Primera parte

Esta primera parte del poema de El estudiante de Salamanca es un tanto misteriosa. Hay un duelo entre dos personajes desconocidos. Bien podría ser una analepsis de lo que ocurre más adelante o, simplemente, algo habitual para el personaje que se nos presenta: Félix de Montemar, un 'segundo' Don Juan.

Segunda parte

Es la parte dedicada a la desdicha de Elvira, que se ha visto seducida y engañada por Félix de Montemar. Este le prometió ser su esposo, pero, por supuesto, solo fue una mentira para acostarse con ella. Elvira muere por amor.

Tercera parte

Aquí se ve otro aspecto cruel y malvado de la personalidad de Félix de Montemar. En una partida de cartas no tiene ningún reparo en apostar los objetos personales que otrora Elvira le entregó, como, por ejemplo, un retrato. No le importa perder el marco ni, ciertamente, la imagen de ella. Esto señala unos rasgos egoístas del personaje principal. En medio de la partida de cartas, entra Diego, que quiere vengar la muerte de su hermana Elvira en un duelo. Félix no deja de burlarse de la situación hasta el final, y aunque sugiere al joven ofendido que desista, al final se bate con él y, por supuesto, le gana. Diego muere.

Cuarta parte

Esta es la parte más chocante del poema de Espronceda. Después de haber matado a Diego, Félix vaga por las calles y se encuentra con una figura femenina a la que quiere seducir a toda costa. La figura camina sin revelar su identidad: solo se sabe que es una mujer que augura un mal final para Félix, aunque esto parece enardecerlo más porque no deja de perseguirla.

La mujer lo lleva hasta el cementerio de Salamanca donde ve a unos hombres cargando con dos féretros. Uno es de Diego, lo cual le parece que está bien: no siente remordimientos al ver al muerto. El otro muerto es él mismo. Pero esto tampoco asusta a Félix, supone que es una especie de error o algo así, porque a pesar de verse en el ataúd sigue a la misteriosa mujer para intentar seducirla.

La figura femenina lleva a Félix a una especie de palacete extraño y este sufre una aparatosa caída, pero, aún así, sus ganas de yacer con la mujer se mantienen. El lugar al que lo lleva es muy extraño: hay espectros, fantasmas que cantan a coro que la esposa ha encontrado al esposo. Esto no asusta mucho a Félix, aunque empieza a mosquearse y quiere saber la identidad de la mujer. Aparece, de repente, Diego, y Félix, a pesar de haberlo matado, lo recibe con su humor socarrón.

Cuando la mujer estira su mano para tocar a Félix, este descubre que se trata de una calavera. Es la visión de Elvira. El pavor lo mata ahí mismo y la vida en Salamanca se retoma como si nada.